Historia de Venezuela
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La Proclama de guerra a muerte
Célebre
documento dictado por Simón Bolívar y dado a conocer en la ciudad de Trujillo,
el 15 de junio de 1813. La
Proclama de guerra a muerte, fue la
respuesta de Bolívar ante los numerosos crímenes perpetrados por Domingo de Monteverde,
Francisco Cervériz, Antonio Zuazola, Pascual Martínez, Lorenzo Fernández de la Hoz , José Yánez, Francisco
Rosete y otros jefes realistas luego de la caída de la Primera República.
La matanza de los republicanos por parte de los jefes españoles llegó a
extremos tales de provocar el rechazo de personajes adictos a la causa
monárquica. Uno de ellos fue el abogado Francisco de Heredia, oidor y regente
de la Real Audiencia
de Caracas, quien pidió en distintas formas que cesaran las ejecuciones, lo cual
no sucedió. Según el testimonio del propio Heredia relatado en sus Memorias,
un fraile capuchino de las misiones de Apure que actuaba como uno de los
partidarios de Monteverde, exhortó en una ocasión «... en alta voz a los
soldados, de siete años arriba, no dejasen vivo a nadie...» Bolívar en su
Campaña Libertadora de 1813 recibió información de la consumación de hechos
como el relatado por Heredia, lo que le llevó a expresar el 8 de junio en
Mérida: «Nuestro odio será implacable y la guerra será a muerte».
Al
pronunciamiento de Bolívar del 8 de junio siguió la proclama el 15 de junio en
Trujillo del Decreto a muerte el cual termina de la manera
siguiente: «...Españoles y canarios, contad con la muerte, aun siendo
indiferentes, si no obráis activamente en obsequio de la libertad de Venezuela.
Americanos, contad con la vida, aun cuando seáis culpables». En una primera
instancia esta manifestación fue considerada por Bolívar como ley fundamental
de la República ,
que luego ampliaría y ratificaría en el cuartel general de Puerto Cabello,
mediante una proclama del 6 de septiembre del mismo año 1813, acto que según
algunos historiadores puede ser considerado como un «Segundo Decreto de Guerra
a Muerte». Posteriormente, cuando en el segundo semestre de 1813 aparecen en
escena José Tomás Boves y Francisco Tomás Morales, la matanza se hace más
intensa por parte de los realistas y la respuesta de los republicanos es
radicalizar la aplicación de la «guerra a muerte». Derivado de esto se produjo
la ejecución de los presos españoles y canarios de Caracas y La Guaira ordenada por Bolívar
en febrero de 1814. En este último año la «guerra a muerte» se recrudece,
perdiéndose numerosas vidas de ambos bandos. Asimismo, es en este contexto de
destrucción en el que cae la Segunda República.
Entre
los años 1815, 1816 y 1817 la «guerra a muerte» se extiende a la Nueva Granada , en
donde el general Pablo Morillo la ejecuta con la mayor crueldad. Entre las
numerosas víctimas de Morillo se pueden destacar el científico Francisco José
de Caldas, los estadistas neogranadinos Camilo Torres y Manuel Rodríguez
Torices y los patriotas venezolanos Andrés Linares y Francisco José García de
Hevia. A pesar de haber sido Bolívar el autor del decreto de guerra sin
cuartel, en varias ocasiones consideró la posibilidad de la derogación de dicho
instrumento. En tal sentido, en su proclama de Ocumare del 6 de julio de 1816,
expresó que: «...La guerra a muerte que nos han hecho nuestros enemigos cesará
por nuestra parte: perdonamos a los que se rindan, aunque sean españoles.
Ningún español sufrirá la muerte fuera del campo de batalla»; lo cual
obviamente buscaba humanizar la contienda militar. Finalmente, el 26 de
noviembre de 1820 se celebró en Trujillo, en el mismo lugar donde se proclamó
la «guerra a muerte», el Tratado de Regularización de la Guerra , el cual derogaba el
decreto de 1813.
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