jueves, 9 de febrero de 2012

Cuento: El presente


El presente
Cierta noche cuando me disponía a dormir, -pensé- con que soñaría esta vez, porque en los últimos días, mis sueños eran cada vez más llamativos y surrealistas. Con esta idea me fui quedando en blanco  poco a poco y fui pasando por un estrecho pasillo o túnel de piedras y cada vez bajaba y bajaba, más y más.
Llegué a una zona tan profunda que parecía el centro de la Tierra. Al llegar allí, me di cuenta que era una caverna, no me sentía mal por estar en ese lugar , al contrario, lejos de ser lúgubre y oscura, era agradable y calentita.
-Observé a mi alrededor- y ví una especie de trono de piedras y a un señor de barbas blanca, sentado allí, similar a Dios, -tal y como lo conocemos a través de las estampas religiosas-.
Su mirada estaba puesta en dirección  a un lago, del cual emanaban vapores de agua, similares a las aguas termales.
El anciano me llamó y me indicó que me acercara a él, no tengas miedo –dijo-. Y me señaló el lado derecho para que lo ocupara, aduciendo que el lado izquierdo, era para el espíritu santo.
Yo -asentí con la cabeza- y acepté el ofrecimiento. Una vez allí, me preguntó, -sin quitar su mirada del lago que tenía enfrente-. ¿Qué te trae por aquí?.  A lo que dije, antes me gustaría que me respondiera una inquietud que tengo, ¿Cómo es que ud. está en este lugar si se supone que Dios está en los cielos?.
El contestó -de manera muy humilde y pausada- la gente suele ponerme en las alturas, pero yo siempre he estado aquí.
Ahora si, ¿me vas a responder a la pregunta que te hice?.
Yo le –contesté- que últimamente mis pensamientos me llevaban sólo al pasado, el cual estaba lleno de muchos errores y francamente estaba cansada de seguir en este círculo de negatividad. Y por otra parte –continué- cuando me pongo a pensar en el futuro, no veo nada bueno.
Lo que yo quiero realmente es hablar y pensar en presente y que mis acciones estuvieran enmarcadas en ese tiempo.
Y él me –respondió-, pues escogistes el mejor lugar para realizar ese cambio que tú necesitas.
Y le –dije- y ¿qué debo hacer para hacerlo posible?.
Me –dijo- primero, estás hablando con quién puede escucharte, y darte los mejores consejos del aquí y el ahora. Segundo, ves ese vapor de agua, observalo bien, ese el símbolo de vida, pero además, el humo toma muchas formas y figuras. Así es como debes ver tu vida, que toma muchas formas, solo tienes que dejarte llevar y tomarlo como un constante aprendizaje.
Tercero, observa la roca, que es  templanza,  dureza, y  resistencia, como tu  pasado. No reniegues de él, esas experiencias te han servido para formar lo que eres hoy, y más aún, lo que quieres llegar a ser.
Y por último, está la tierra, tu morada, el lugar que habitas.
Los seres humanos, todo lo intelectualizan y lo llevan al pensamiento dogmático y se olvidan que hay muchas cosas, más allà del pensamiento, ya que este, en ocasiones, nos puede generar dinámicas macabras y sufrimientos.
Así que, criatura, vive tu presente feliz y confiada, que todo lo que está por venir será tan bueno como tu experiencia de hoy.
En ese instante, comencé a escuchar un sonido muy fuerte y me di cuenta, que era la alarma del  reloj, que  indicaba que ya eran las seis de la mañana y que era hora de levantarse. Y me –dije- no lo soñé es una realidad, hoy comienza otro día de mi agradable PRESENTE.
MCs. Beatriz Mariela Burlando

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