Un anciano muy pobre se dedicaba a sembrar árboles de mango. Alguien le dijo:— ¿Cómo es que a su edad se dedica a plantar mangos? ¡Tenga por seguro que no vivirá lo suficiente para consumir sus frutos!
El anciano respondió apaciblemente:
—Toda mi vida he comido mangos de árboles sembrados por otros.
¡Que los míos rindan frutos para quienes me sobrevivan!
No te dejes llevar por las las apariencias.
—Toda mi vida he comido mangos de árboles sembrados por otros.
¡Que los míos rindan frutos para quienes me sobrevivan!
No te dejes llevar por las las apariencias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tú opinión cuenta para mi, no dejes de opinar.